jueves, 25 de noviembre de 2010

Realismo

Pintura:
Es un movimiento que intenta plasmar objetivamente la realidad. En el caso concreto de las artes plásticas, el realismo consigue la máxima expresión en Francia, en la mitad del siglo XIX.
El objetivo del Realismo es conseguir representar el mundo del momento de una manera verídica, objetiva e imparcial. Por lo tanto, el Realismo no se idealiza. El público se basaba en lo siguiente:
§  La única fuente de inspiración en el arte es la realidad.
§  No admite ningún tipo de belleza preconcebida. La única belleza válida es la que da la realidad, y el artista lo que debe hacer es reproducir esta realidad sin embellecerla.
§  Cada ser u objeto tiene su belleza peculiar, que es la que debe descubrir el artista.
Pintura realista de Jean-François Millet.

La danza
En Bélgica encontramos otro gran artista, el escultor Constantin Meunier (1831-1904). Muy realista, en sus bronces representa la temática de la clase obrera en el trabajo. Sus figuras están llenas de dignidad en su sufrimiento (El minero, El pocero).
  El minero

  El cortacéspedes 

Ideología:
Desde el punto de vista ideológico, el realismo se vincula a las ideas socialistas. Aunque con claras diferencias entre los distintos autores, en general se aprecia un interés por la situación de las clases más desfavorecidas de la sociedad luego de la Revolución industrial.
Todos ellos comparten una estética basada en la representación directa de la realidad. La manera cómo se materializa este principio básico varía desde la crudeza objetiva de Courbet hasta la simplificación gráfica de Daumier, pasando por el filtro idealista de Millet.
Vagón de tercera clase de Honore Daumier
En la escultura:
Tiene mucho menor desarrollo que la pintura, permaneciendo generalmente dentro del academicismo.
La burguesía conservadora, cliente de los artistas, muestra interés en adornar las ciudades con esculturas monumentales en edificios y jardines, realizadas en materiales nobles (bronce y mármol). También adorna el interior de sus casas con esculturas de pequeño tamaño, no sólo de bronce y mármol sino de terracota y cerámica.
Los temas preferidos serán el retrato, generalmente bustos inspirados en los romanos y renacentistas, y los animales, así como los de carácter social.
En Francia el escultor más destacado es J. D. Carpeaux (1827-1875), autor del célebre grupo de La danza, relieve que decora la Ópera de París y que representa de forma clasicista a un grupo de bacantes bailando desnudas en torno a un genio alado, en clara exaltación de la alegría y el gozo de la vida.

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